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El Crimen Compartido y 13 PosTrinos

LEON GIL

Circula por Facebook un estupendo, excelente artículo. De su autor, Salvador Piñeres Rodríguez poco se sabe (no aparece en Facebook), sólo que es Ph. D. en Derecho de la Universidad Nacional de Colombia.

El título, El crimen compartido, se lo he puesto yo. Acá va:

El Crimen Compartido y 13 PosTrinos

En la Roma republicana, el iudicium publicum no era mera maquinaria procesal: era un rito de verdad y un examen de honor. El ciudadano vencido en juicio no podía disimular la vergüenza ni teatralizar su ruina. Las leyes no concedían resquicio para la impostura: se aceptaba el fallo o se partía al destierro (relegatio) para evitar la ignominia de la pena cumplida. El perdón popular no se traficaba; y el desprecio hacia el condenado era parte inseparable de la vida cívica, un muro invisible que preservaba la dignidad de la república.

Hoy, en Colombia, asistimos a una farsa que invierte aquel orden. Un hombre que dos veces juró custodiar la Constitución ha sido hallado culpable de soborno y fraude procesal. Los hechos fueron probados con rigor, las evidencias sólidas como mármol, y el proceso, garantista hasta la indulgencia. Pero el vencido se presenta como mártir de una persecución política, y lo más corrosivo es que no pocos sectores de la sociedad acogen esa ficción con fervor de liturgia.

En Roma, la existimatio —la reputación— era el corazón de la vida pública. Perderla equivalía a perderlo todo. Ningún condenado podía aspirar al mando, y sus aliados sabían que abrazar su causa era sellar su propia deshonra. Aquí, en cambio, empresarios, congresistas y opinadores se arrodillan ante un líder condenado, como si el veredicto fuera un obstáculo trivial que la política puede enterrar bajo vítores. Este trueque de valores no es inocuo: es la factura más alta de nuestra decadencia. Defender al culpable probado no es un acto de democracia ni de libertad de pensamiento; es dinamitar el pacto esencial de la república, ese que reconoce a la ley como árbitro supremo.

Y cuando esa ley toca a los poderosos, en lugar de celebrarlo como señal de que nadie está por encima del derecho, preferimos denostar a los jueces y coronar al reo con laureles imaginarios.

En Roma, esa complacencia habría sido impensable: quien se alineaba con el corrupto caía con él, hundido en la misma sima de infamia. Entre nosotros, la complicidad se disfraza de lealtad, y la infamia se pasea en procesión sobre las tarimas.

La justicia no pide aplausos, pero exige respeto. Quien la niega para servir a un condenado no es fiel, sino cómplice. Los romanos lo llamaban scelus socium: el crimen compartido.

Nosotros lo rebautizamos como “solidaridad política” y lo transmitimos en prime time. Que el veredicto de la ley pese más que el clamor de la plaza: sólo así podrá salvarse la república. Y que el país entero cierre sus oídos a quienes, con gritos o susurros, pretenden torcer el fallo de los jueces; porque en ese silencio, más que en los discursos, se juega la dignidad de nuestra nación.

13 PosTrinos

1
El matrimonio exige sacrificios: bañarse, salir de compras, asistir a reuniones, ir a la cama, etc.; y todo ello con los cuernos puestos.

2
Periodistas genuflexos y venales tienen miles de seguidores en las redes sociales. Los íntegros y rectos, sólo perseguidores en las redes y en sus entornos reales.

3
Preferible ser anónimo y marginado apátrida, que jactancioso chovinista y fanfarrón patriotero.

4
Escuché un chiste: «Bebe como los abogados de Uribe: hasta perder el juicio».

5
Me gustaría comprobar; por experiencia propia, ese viejo aserto de que ‘la felicidad no la da el dinero’.

6
Cuando un poeta o escritor recibe sin júbilo un importante premio literario, no es por modestia o indiferencia; sencillamente, cree merecer el Nobel.

7
«No se puede pensar bien, amar bien ni dormir bien si no se ha comido bien.» Virginia Woolf, en su extenso ensayo Una habitación propia.

8
Una gran película, una gran comedia: Los caballeros las prefieren fufas; perdón, rubias.

9
El gran peligro del poema es lo poético. No agreguéis poesía a aquello que ya la tiene sin necesidad de uno. Miel sobre miel repugna.
Vicente Huidobro, en su Manifiesto Tal Vez.

10
Los lazos familiares más fuertes que existen son las cadenas del matrimonio.

11
Una amiga comenta: «los perros son ante todo unos poetas». Le pregunto si se vale la inversa: «los poetas son; ante todo, unos perros».

12
Mira uno esas imágenes de simios espulgándose la espalda uno al otro; y es entonces cuando la soledad pesa, escuece.

13
Los comentaristas deportivos se ufanan de un oficio que a diario practican; con más conocimiento e inteligencia, miles de ebrios en los bares.

————– o ————–

ÑAPA
El Crimen Compartido y 13 PosTrinos
Mis patrióticos Cristos con Muñón, 2002. Óleo sobre lienzo, 70 x 40 cm.

 


Imágenes destacadas: https://www.seaart.ai/es

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León Gil

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